El Héroe Incomprendido
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Cnel. José de Moldes |
José de Moldes fue hijo de don Juan Antonio Moldes y de doña María
Antonia Fernández. Don Juan Antonio, junto a don Pedro Antonio de Gurruchaga fueron
los dueños de las casas comerciales más importantes de américa del sur.
Por sus condiciones empresariales y el gran caudal de su fortuna, debido a la estratégica ubicación de Salta, puerto seco más importante del
Virreinato del Río de la Plata. Estas casas comerciaban directamente con Cádiz,
operaciones financieras capaces de abaratar considerablemente los costos a tal
punto que podían surtir por ofertas inalcanzables, hasta los comerciantes
porteños.
Otro de los factores fundamentales que hicieron a la fortuna de
estas familias salteñas, era sin dudas la venta de esclavos que despachaban a
España, Perú y Chile.
En aquellos tiempos los cargos nobiliarios en estas tierras eran
ocupados por españoles que llegaban desde los castillos y las cortes, mientras
que los cargos administrativos en España eran ocupados por jóvenes y adinerados
americanos.
José de Moldes, al igual que muchos jóvenes americanos partió por
estudios y a la vez hacer de nexos comerciales en Europa en 1797 junto a Juan
Antonio y Eustoquio, sus hermanos.
Por sus condiciones en el
manejo de armas y su educación intachable,
fue alistado a la Guardia de Corps Americana, muy cerca del rey.
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Guardia de Corps |
Estudió en el Colegio de Nobles de Madrid. Allí se perfeccionó en
el manejo del sable; era un adepto a la organización y a la disciplina. Integro
en la moralidad y austero en la vida a pesar de su status social. Su compañero
en la Europa de fines del siglo XVIII, fue Francisco de Gurruchaga, un joven
ágil y conocedor del mundo.
En esas circunstancias y siendo parte de la Guardia del Rey, la
historia y sus hechos marcaron un vuelco trascendental en la vida de José de
Moldes. Napoleón Bonaparte tomó España y Portugal, los ingleses triunfaron en
Trafalgar y en el interior de España se vivía la peor de las anarquías. Era el
momento oportuno para pensar en la liberación de su tierra y de su gente.
Sin dudar un instante, junto a otros americanos se decidieron a
contagiar esos ánimos de liberación y esas ansias de lograr romper el yugo
opresor de una corona en ruinas.
Conocedor
de las ideas progresistas y de los conceptos de igualdad, fraternidad y
libertad, se sumó a una logia operativa donde era Venerable Maestro, con la
intención de propagar la chispa de la revolución. El nombre de esta conjuración
era “Conjuración de Patriotas”, en ella lo acompañaba Gurruchaga. Es en Cádiz
donde conoce a Francisco de Miranda y se suma a “Los Caballeros Racionales N°3”
Logia creada años atrás por Pedro de Olavide, con sedes en diferentes ciudades.
Moldes fue Venerable Maestro de esta organización en 1808. Otros Venerables
fueron Carlos María de Alvear y el sacerdote
Ramón Anchoris.
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Francisco de Miranda |
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Francisco de Gurruchaga |
Cuenta Bernardo Frías: “Un
tal Reguieres, militar de alto rango francés, fue agasajado con un ágape en el
palacio real. De un momento a otro este personaje, burlándose de los ingleses
hacía ademanes grotescos y amenazaba a todos los asistentes, en su mayoría
españoles. Moldes estaba cerca de Reguieres, cuando este se burló de los
españoles a los que Moldes respondió propinándole un puñetazo en el pecho
volteándolo. Sin dudar lo retó a un duelo con el sable y al cabo de unos
minutos el francés cayó muerto. Por esta proeza, el Rey lo ascendió a Teniente
Primero de la Guardia de Corps, titulo comparable con el de Coronel en
América”.
La situación empeoraba cada vez más. Napoleón coronó a su hermano
Pepe Botella Bonaparte como nuevo monarca. Esto hace enervar al pueblo español
que comienza a sublevarse una y otra vez desconociendo a la nueva autoridad.
Eran momentos históricos propicios para iniciar la revolución en
el Virreinato del Río de la Plata.
En 1808 llega a Madrid Juan Martín de Pueyrredón enviado desde el
cabildo de Buenos Aires para informar al rey la valerosa Reconquista y el
rechazo a los ingleses protagonistas de Dos Invasiones.
En España se entrevista con la Logia Caballeros Racionales, cuyo
Venerable Maestro era don José de Moldes, durante esa tenida se le informa a
cerca de lamentable estado de España. Pueyrredón queda perplejo unos minutos,
pero rápidamente se aferra al nuevo plan cuyas ideas aspiran a la revolución y
a la Libertad. Aquella noche se decidió enviar patriotas de vuelta a Buenos
Aires para propagar la buena nueva y encender la chispa revolucionaria.
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Juan Martín de Pueyrredón |
El encargado para hacer realidad esta tarea en un principio fue
José de Moldes, pero, finalmente la logia se decidió por Pueyrredón, ya que
este era porteño y conocido en toda la sociedad. Pueyrredón se embarcó el 1 de
mayo de 1808 dese Cádiz, pero fue detectado por Murat, cuñado de Napoleón y
devuelto a Madrid, en ese suceso cae en prisión Moldes y Francisco de
Gurruchaga como ideólogos de este intento de sublevación ya que los franceses
habían detectado la presencia peligrosa de Miranda en la zona. Pero los
salteños, valiéndose de ingeniosos tratos y coimas logran escapar, rescatando
también a Pueyrredón y huyen con la noche a sus espaldas sobre una goleta
manejada por un esclavo a Sevilla el 12 de mayo de 1808. La Logia se volvió a
juntar para operar una nueva estrategia en Sevilla.
En la tenida de Sevilla se decidió solicitar ayuda a los ingleses,
ya que estos eran enemigos de España. El encargado de convencer a los ingleses
fue José de Moldes quien partió desde Cádiz de manera urgente. La idea era que
Inglaterra le preste a la Logia una embarcación para que los conjurados
pudieran arribar a América. Luego organizarían a la población y la levantarían
en armas. Una vez vencidos los realistas en América no tendrían oportunidad ni
chances de solicitar ayuda a España que estaba a punto de perecer.
En esas circunstancias el Gobierno español había implementado una
ley de pena capital para quienes osasen aunque más no sea intercambiar palabras
con los enemigos; esto para los conjurados no era importante, ya que estaban
juramentados y dispuestos a dejar su vida por la causa. Entonces se resolvió
volver a las coimas y a la corrupción imperante en los puertos para que Moldes siga su curso de la manera
más rápida posible. Fueron 300 pesos duros los que se tuvo que pagar y junto a
Juan Manuel Terrazón de origen jujeño, José de Moldes pudo entrevistarse con
autoridades inglesas importantes como el Ministro George Canning.
Las negociaciones iban acercándose a buen puerto. Los propósitos
independentistas de estos americanos entusiasmaban a los ingleses ya que, al
estar bloqueados por Napoleón podrían iniciar el comercio con lejanas tierras
americanas sin problema alguno.
Lo inesperado en este caso fue que los españoles también
comenzaron a pedir ayuda a los ingleses. Moldes mantuvo varias reuniones más,
pero al final, Inglaterra se decidió por ayudar a España que estaba mucho más a
mano y así podrán vencer a Napoleón que era su único objetivo.
Fracasada la negociación, Moldes volvió a Cádiz y se reunió otra
vez con sus hermanos conjurados. En esa tenida se decidió navegar sea como sea
para américa, una vez en suelo americano,
cada uno llevará el grito de la libertad a su pueblo, preparando en una
primera instancia a los vecinos y luego apretar a los funcionarios. Estaban jugados
al todo por el todo, los conjurados debían intentar liberar América antes de
que Napoleón comenzara a reclamar sus colonias.
Valiéndose de importantes contactos y de las densas sombras de la
noche, la primera repatriación de jóvenes patriotas americanos embarcó en la
Fragata Castillo. Eran cuarenta y dos hombres que se jugaron antes que nadie
por la libertad del Rio de la Plata. Moldes pagó los pasajes a varios de los
conjurados, ya que de tal urgencia no tuvieron tiempo de despedirse ni de sus
familiares. Entre ellos estaban los hermanos Moldes y Gurruchaga de Salta, O
Higgins de Chile, Riva Agüero de Perú, Pueyrredón y muchos otros. Esta Fragata
llegó a Montevideo donde Elío, su gobernante, ya había recibido instrucciones
de Murat, deteniendo a Pueyrredón, los demás tripulantes llegaron al Puerto de
Buenos Aires el 7 de enero de 1809. Una vez en tierra cada uno inició lo
encomendado en Sevilla, llegar a su origen para propagar la libertad.
Moldes, como Venerable Maestro de esta Logia se quedó unos días en
Buenos Aires y se entrevistó con los hermanos masones de la Logia Independencia
y de otras logia porteñas. Uno de los lugares de reunión fue la jabonería de
Vieytes, la otra la quinta de Saturnino Peña.
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Hipólito Vieytes |
Dice Bernardo Frías: “Allí fluctuaban la estrategia de lo que
debían hacer, sobre las olas de ignorancia popular”. Como sucede en estos
casos con la masonería, enterados del arribo de Moldes muchos conjurados en
contra del virrey lo condujeron a otras logias de menor impacto. A partir de
allí, al enterarse de todos los talleres y recursos de Buenos Aires Moldes
quedó con la sensación de que el primer trabajo, el de propagar las ideas sería
menos complicado de lo que imaginaba”.
El pensamiento que Moldes traía de Europa coincidía con el del
Jefe del Ejército patriota don Cornelio Saavedra y con otros masones poderosos.
Moldes conquistó e instituyó en el corazón de los conjurados la idea de que era
el tiempo y el lugar exacto para liberar del yugo español toda américa que se
hermana a través de la masonería y sus célebres representantes.
Esa fue tarea de Moldes, recorrer el Virreinato entrevistándose
con los jefes de los ejércitos e inspirarlos en defender una patria propia
donde sus hijos y nietos serían libres y soberanos, verdaderos dueños.
En Córdoba habló con Tomás de Allende, en Santiago del Estero con
Francisco Borges. Luego subió hasta el alto Perú y llegó a la Paz donde
convenció a Clemente Díaz Medina.
De vuelta en Córdoba, la ciudad más realista del virreinato, fue
sorprendido por el 25 de mayo de 1810. Moldes sabía que lo hecho en Buenos
Aires era muy arriesgado, una afrenta a España o a lo que quedaba de ella. No
todos los pueblos comulgaban con esa idea libertaria tomada así a la ligera.
Otros pueblos ni se habían enterado de qué se trataba tanto alboroto. El riesgo
estaba en que no todos los gobernantes eran patriotas y si existía sin duda
alguna la posibilidad de que se unan y se genere una guerra intestina que
pondría fin a todo anhelo.
El grito de Libertad dado
en Buenos Aires, no fue oído por nadie, o mejor dicho, fue víctima de oídos
sordos, El único pueblo que se adhirió a esta empresa fue el de Salta.
El 26 de julio de 1810, es nombrado Tte. Gobernador de Mendoza y
Sub delegado de la Real Hacienda. La idea real era que los cuyanos, en esos
momentos querías ser autónomos y no depender más de Córdoba. Moldes acepta el
desafío y se cruza de manera irreversible con Pueyrredón, que en esos momentos
era Gobernador de Córdoba. La región cuyana estaba sumida en entreveros y
disparos, Moldes logra desbaratar una conspiración contra la Patria y envía
encadenados a todos los rebeldes que
intentaban armarse para apoyar a Liniers. Todos los bienes de estos rebeldes se
rematan en público. Moldes hizo una gobernación ejemplar basada en la rectitud,
la moralidad, la educación y el progresismo.
No todo fue color de rosas para Moldes, había muchos poderosos,
entre ellos varios conjurados que operaron en su contra. Fue declarado traidor
a consecuencia de la Revolución de abril de 1811 que terminó con la Junta de
partidarios de Moreno. Estos embates calaron hondo en su ser; sin embargo
decide dejar la vida de escritorio y alistarse en el Ejercito del Norte.
En esos momentos El Ejercito caía derrotado en Desaguadero. Moldes emprende la búsqueda del Ejército y en
el camino se cruza con el clérigo Patiño que iba camino a Perú con 150000 pesos
del tesoro de Salta. Inmediatamente le quitó el dinero al religioso y se lo
trajo a su casa de Salta para aguardar nuevos acontecimientos.
El Gobierno que lo había humillado hace un vuelco en sus decisiones
y lo nombra segundo General del Ejercito Auxiliar del Norte que estaba al mando
de su amigo Juan Martín de Pueyrredón.
Una de las facetas más discutidas de la vida de José de Moldes fue
sin duda alguna su carácter díscolo. Pueyrredón no tenía la capacidad militar
que Moldes, por ello confió a este el reordenamiento de los despojos en lo que
se había convertido el Ejercito Patriota. Cuando Moldes se hizo cargo del
Ejército eran 800 soldados, a los tres meses fueron 2000, sin embargo su fuerte
carácter y su fácil irritabilidad contrariaba a muchos de los soldados.
Mientras se armaba el Ejército, Cochabamba caía heroicamente ante el enemigo.
Díaz Vélez convenció a Pueyrredón para hacer un ataque sorpresa en Huaqui, ya
que el enemigo seguía regodeándose en la sangre vertida por los patriotas
cochabambinos. Lo cierto es que Pueyrredón aceptó el reto del ataque sorpresa
y, al enterarse Moldes renuncia a su cargo y vuelve a su casa en Salta, ya que
el plan que habían trazado era esperarlos y presentarle batalla a Goyeneche en
Jujuy.
Tal como lo avizoraba Moldes, el Ejército patriota sucumbió en
Huaqui el 12 de enero de 1812. A punto de desaparecer, el Ejército de 2000
hombres que había formado Moldes, se había convertido nuevamente en un despojo
militar que no pasaban de 600 hombres. Esto determinó la renuncia de Pueyrredón
y la entrega del Ejército al General Manuel Belgrano en Yatasto el 26 de marzo
de 1812.
De Yatasto, el Ejercito marchó a Cobos, allí Belgrano se
entrevistó con patriotas de Campo Santo, pueblo que subsistía con el Ingenio
San Isidro. Ese año, 1812, no hubo zafra, toda la plantación fue cedida por la
familia Cornejo al Ejercito de Belgrano. De Campo Santo, Belgrano hizo base en
Jujuy, donde debía organizar el Éxodo Jujeño.
En Jujuy Belgrano emite una proclama trascendental dividida en dos
partes, en la primera avisaba la inminente invasión a Salta y Jujuy por parte
de Goyeneche y la segunda parte estaba destinada a reclutar nuevos patriotas
para acompañar la retirada del pueblo jujeño. La noticia llegó a Salta y Moldes
al frente de 125 jinetes pide entrevistarse con Belgrano. Eran los Decididos de
la Patria que tuvieron su bautismo de fuego el 3 de setiembre de 1812 en el
combate de las Piedras. La noticia de esta Proclama también llegó a Tucumán,
donde muchos otros jóvenes aguardaban. Este grupo batalló y triunfó en Tucumán
y Salta. Luego de estas batallas, estos jóvenes pasaron a formar parte de los
escuadrones gauchos de Güemes en 1814.
Belgrano no tenía formación militar, apenas una pequeña y
vergonzosa actuación en las Invasiones Inglesas, pero su honradez, rigidez y
amor a la Patria, hizo que confiara en dos hombres de guerra; uno de ellos era
el Coronel Moldes.
Tristán sabía que su enemigo estaba en manos de su hermano masón
Manuel Belgrano, ambos habían vivido en Madrid y se conocían. El General
Peruano que defendía los colores de España era consciente de las limitaciones
bélicas de Belgrano y por ello no dudó en amedrentarlo con avanzadas
sorpresivas. No le había ido bien en el Combate de las Piedras, pero ahora se
encontraba frente a frente en la Cancha de las Carreras, Tucumán.
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Batalla de Tucumán |
Fue Moldes quien planificó paso a paso el Triunfo de Tucumán, él
fue quien le indicó al General Belgrano cuando y como debía atacar. La
estrategia de Moldes, sumada a la valentía y la entrega de los patriotas
pusieron en retirada a Tristán quien huyo escondido con la noche. Moldes fue
designado por Belgrano para pedirle la rendición a los realistas del General
Pio Tristán.
Ya dixe á V. E. en mi parte
del 26 que desde el ultimo individuo del Exto. hasta el de. maior graduacion se
han comportado con el maior honor y valor; pero debo recomendar mui
particularmente al coronel D. Josef Moldes, que me há acompañado en todo, me há
ayudado, y manifestado un animo heroico, y el deseo de salvar la Patria: á mi
Edecan el Teniente coronel D. Franc°. Pico, y Ayudantes el capitan Dn. Amaro
Bilvao, y Tte. D. Manuel de la Saquera á los Ayudantes del Mayor Gral, capn. D.
Eustoquio Moldes, y Tente. D. Alexandro Heredia."
Manuel
Belgrano, Parte de la batalla, Tucuman 29 de septiembre de 1812.
Después de la batalla de Tucumán Moldes fue ascendido a General
Inspector de Caballería e Infantería del Ejército. Pero debido a su disciplina
inquebrantable y su dureza para con los patriotas, varios jefes conjurados del
Ejército convencieron a Belgrano para que lo separara del mismo, tratándolo de
tirano y de culpable de las rencillas internas en el ejército. Otros Oficiales
lo llegaron a expresar que había perdido la cordura entre ellos Dorrego y
Plaza. Otro héroe de la Patria que fue separado del cargo, por altos
mandatarios del Ejército fue el Barón de Holmberg, también hermano masón.
Moldes cae en una gran decepción y viaja a Buenos Aires nombrado
Diputado por Salta para la Asamblea General Constituyente del Año XIII. En
Buenos Aires cumplió varias funciones públicas;
como Jefe de Policía de Buenos Aires. Persiguió las casas de juegos, los
vagos y las prostitutas.
Se opuso a la Logia Lautaro, orden secreta que gobernaba aquellos
tiempos, ya que para Moldes, se actuaba con total arbitrariedad, dejando a la
sombra los verdaderos derechos e ideas que supieron conseguir a fuerza de
trabajo y sacrificio.
El 31 de enero de 1813
cubre su banca por Salta, en la Soberana Asamblea del Año XIII, pero, sus
servicios como militar son solicitados, así que no duda en alistarse nuevamente
en el Ejercito, esta vez en la Campaña contra Montevideo, cuartel General
Realista en el Río de la Plata. Fue derrotado al mando de una pequeña fuerza
denominada Regimiento de Granaderos de Infantería, de tal magnitud veía el
estado del Ejercito que solo lo comparó con los conventillos de los que otrora
fuera separado luego de ser uno de los héroes de la batalla en tierras
tucumanas. Volvió a ocupar su sitial en la Asamblea y denunció todos estos
atropellos, pidiendo el mayor de los castigos para los culpables, pero al
hallarse comprometido un hijo del Director Supremo Gervasio Posadas, todo cayó
en saco roto. Otro de los factores cruciales del rompimiento definitivo de
Moldes con el Gobierno de la Logia fue la opinión totalmente adversa del
salteño, cuando en sesiones legislativas, Posadas presenta el Proyecto de rendir
pleitesía al restaurado monarca español Fernando VII. Proyecto claramente
fundado en los monopolios comerciales de unos cuantos y el atropello de toda
una patria. Moldes los consideró traidores a la Patria y a la revolución
americana. No conforme con esto estalló en improperios e insultos hacia todas
las autoridades presentes.
Cuenta Moldes: “En octubre
se abrieron las sesiones de la Asamblea, y movido de los sentimientos que me
imponía mi obligación y mi honor, que me es imprescindible, no pude menos que
oponerme abiertamente a las iniquidades que proponía el gobierno, de cuyas
resultas fui sorprendido el 12 de noviembre de 1814 y sepultado en Patagones
como un vil criminal, cuando la verdaderacausa de mi atropellamiento y abandono
de mi familia en un país extraño fue mi oposición a un crimen que advertía”
De esta manera y tal como lo menciona Moldes, la Asamblea,
dominada por la Logia Lautaro desafecto a Moldes de su banca legítimamente
obtenida por el voto de los vecinos salteños, fue apresado y confinado a Carmen
de Patagones ultima población antes del desierto profundo de la Patagonia.
De todas maneras la Asamblea siguió con sus planes, había enviado
a Rivadavia y a Belgrano a España para organizar una nueva forma de gobierno,
esto estalló en la opinión pública y los Ejércitos de Jujuy y de Artigas en el
Litoral, sumados al levantamiento de Buenos Aires frenaron la operación.
Al decaer el poder de la Logia Lautaro, durante la Revolución de
1815, Moldes fue liberado. Urgentemente se dirigió a Salta, donde la sociedad
lo volvió a elegir Diputado para representar la Provincia en el Nuevo Congreso
que intentaba darle una Constitución al País. Moldes, para desgracia de los
porteños o porteñistas estaba muy
bien visto y era apoyado por varias provincias para ocupar el cargo de Director
Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Todos los que conocieron
a Moldes en aquellos tiempos, sabían que era un hombre capaz, formado y con un
temple pocas veces vista, era el auténtico defensor de los pueblos y no dejaría
a los invasores ganar ninguna batalla que comprometiera la libertad que en esos
años se estaba aún gestando. Esto sumado a las noticias poco alentadoras de los
triunfos realistas en México, Venezuela, Colombia, Quito y Chile. El elegido
para presidir el Congreso fue Juan Martín de Pueyrredón, por Salta fueron
designados Diputados además de Moldes, Juan Ignacio Gorriti y Mariano Boedo.
Boedo y Gorriti fueron aceptados inmediatamente en Buenos Aires,
sin embargo hubo muchas quejas a cerca de Moldes quien aducía “No se organizará
la Nación hasta que no desaparezca Buenos Aires”. Pueyrredón ajeno a sus
recuerdos de España y de los ideales que antaño lo unía a Moldes, pasó a
convertirse en un gran adversario, esta vez la lucha era de recursos y a muerte.
Antonio Sáenz y Pueyrredón, aspirantes al cargo del que para
Moldes era un puesto natural, conspiran junto a la Iglesia católica a través
del cura Pedro Castro, quien advirtiéndole los peligros que se avecinaban si
Güemes no le quitaba el apoyo, probablemente sería el próximo gobernador de
Salta, además le ofrecía dinero, municiones y armas. Fue el Fray Cayetano
Rodriguez quien desde publicaciones y diarios atacaba a Moldes. Por otra parte,
el otro candidato firme para ocupar el directorio era San Martin, no obstante
fue este mismo grupo el que opera usando a
Tomás Godoy Cruz para ofenderlo constantemente.
Sin lugar a dudas el peor enemigo de los porteños era Moldes, así
que hacen muchas maniobras para desestabilizarlo desde Buenos Aires y en Salta
Güemes lo ofende constantemente desde los medios de comunicación; sin embargo
los vecinos lo vuelven a ratificar. En las elecciones gana Juan Martín de
Pueyrredón.
José Manuel Estrada
escribe: “Pueyrredón fue elegido en lucha
con la candidatura de Moldes, representante contemporáneo de una bandera
política destinada a hacer inmenso camino al porvenir”
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Gral. Martín Miguel de Guemes |
Transcurría 1816, el Gobernador Güemes sufría una poderosa
oposición por parte de los poderosos de Salta, pero también de muchas cabezas
pensantes que si bien adherían a la causa libertaria, disentía en la forma de
hacerlo. Moldes estaba en contra de la guerra de guerrillas, era de la idea de
ejércitos bien armados y formados en la batalla. Para Moldes Güemes actuaba
como un bandido en la espesura de los montes y solo quitaba migajas a un
ejército rico mire por donde lo mires, de esta manera pasarían mil años antes
de que se pueda verificar algún resultado.
En 1817 Moldes fue encausado por sedición y
conspiración contra la vida del caudillo.
Güemes persiguió a sus opositores y los encarceló. A Moldes y a su
hermano Eustoquio, acusados de conspirar en contra de su gobierno lo trasladó a
Tucumán en 1817. Allí se encontraba Manuel Belgrano, hombre con quien Moldes
tenía fuertes diferencias. Además estaba con su sequito de enemigos que no
dudaban en calentarle la cabeza. A tal punto que en una carta de Belgrano a
Güemes se expresa: (…) con decirle que no sé cómo la provincia ha depositado en
él la confianza, es preciso no haberlo tratado para no estar al alcance de su
fondo. No diré que sea ladrón, pero si hombre más a propósito para revolverlo
todo, injuriara a todos y a pretextos de hablar verdades, satisfacer sus
enconos (…)
Güemes no pudo probar la conspiración y el Coronel Moldes quien
comenzaba a pensar en abandonar América, sin embargo, quizás por un temor
profundo a lo que pudiera hacer estando libre,el 18 de agosto de 1818 le remite
a Pueyrredón esta carta:
"Amable
amigo: Parece que en la conspiración contra mi vida, de los Pananas y Moldes,
hay algunos otros comprendidos. Interesa muy mucho, me diga Ud. quiénes son,
según el resultado de las pesquisas y diligencias que se hubiesen practicado.
Hágase Ud. un campo entre sus bastas atenciones, e instrúyame sobre el
particular, en la primera ocasión, pues al efecto interpongo todo el valor de
nuestra amistad, persuadido que a esta fecha esté en el mundo de la verdad el
bribón del zambo Panana".
En aquellos años de grandes cambios llegó al país un sacerdote
peruano de apellido Silva. Este
había colgado los hábitos y con su mujer tenían una imprenta. Moldes se asoció
con este personaje y a partir de allí comenzó a publicar solicitadas en contra
del gobierno.
Las discusiones y los pedidos de Güemes ante el Gobierno Patrio no
se hicieron esperar. Pueyrredón antiguo amigo de Moldes ordena automáticamente
aplicar duras penas a los patriotas que no pensaran ni se alinearan al
Gobierno, dominado por la Logia Lautaro, o lo que quedaba de ella. A Dorrego,
lo exilio a Estados Unidos, a Manuel Padilla y al Dr. Izasa los envió a
Córdoba, donde los aguardaban los calabozos. A Manuel Antonio Castro y al
Coronel Moldes lo llevaron engrillados a Tucumán bajo la estricta vigilancia de
Manuel Belgrano. No fue tarea fácil trasladar al Coronel Moldes, ya que contaba
con muchos adeptos en diferentes poblaciones, principalmente las de Córdoba. Si
bien la idea principal era trasladarlo a Tucumán, Moldes siguió su periplo
encadenado hasta Chile, donde San Martín, pilar de la Logia Lautaro lo
aguardaba. Moldes tuvo la oportunidad de entrevistarse con San Martin para
pedirle un poco de Respeto y Humanidad ya que era un hermano masón y había
luchado al igual que él sin tregua desde Europa. Si bien no habían tenido la
oportunidad de conocerse personalmente, sabían lo valioso que era cada uno. San
Martín lo condujo a un calabozo y cuidó de su persona ya que no tenía en su
contra cargo comprobable en detrimento de la Patria. A San Martín solo le
llegaron documentos acusatorios sin fundamentos más que habladurías propias del
miedo, más que de alguna traición.
Cuando San Martín partió desde el Puerto de Valparaiso al frente
de la Campaña Libertadora del Perú en Agosto de 1820, el Coronel José de Moldes
quedó en libertad, ya que en el cargo que San Martin había dejado en Chile
asumió Bernardo OHiggins, hermano masón de la primera hora en los tiempos de
España y la Logia de Cádiz.
Libre nuevamente, y haciendo caso omiso al pedido de sus hermanas,
Moldes regresa a Buenos Aires a denunciar los grandes desfalcos económicos que
se habían cometido con el tesoro público.
Otra vez, la Logia Lautaro fue puesta en la opinión pública
gracias a los pedidos de Juicio y Castigo a los culpables de tamaña
malversación de fondos por parte del Coronel Moldes.
Sin lugar a dudas esta fue la gota que rebalso el vaso, el domingo
de Pascuas un 18 de abril de 1824, once días después de su llegada a Buenos
Aires, sin llegar aún a la casa que se estaba haciendo preparar para su
estadía, fue envenenado por manos misteriosas y murió dejando atrás toda una
vida de convicciones y metas a favor de la verdadera emancipación de la Patria.
Moldes investigaba estas malversaciones, era para aquel tiempo un hombre
peligroso y no habría coimas ni ofrecimientos que doblegaran su propósito.
Queridos hermanos esta es la historia de un Patriota que sujeto a
sus principios y convicciones no vaciló un minuto a la hora de sacrificarlo
todo por la Patria que había soñado, mientras estaba en Europa. Sin dudas es
uno de los personajes más controversiales de la historia por eso los libros
ocultan sus andanzas.
Otro aspecto para tener en cuenta es que al seguir sus principios,
no dudó un minuto al decidir para qué lado seguir sus sueños, primero como uno
de los pioneros en Los Caballeros Racionales, germen de la Logia Lautaro y
luego, al percatar ciertas falencias según su modo de ver las cosas, no dudó en
oponerse y generar otra conjura secreta para combatirla y lograr sus objetivos.
Yo pregunto entonces ¿De qué lado nos ponemos a la hora de ser hermanos
masones? Del lado de la burocracia que no hace más que generar ocio y perder
mucho tiempo para conspirar desde un escritorio contra hermanos que no piensan
igual, embarrando la cancha al decir
del V:. M:. de maneras tan capciosas que no tienen horario ni lugar para
cometer su accionar mal orientado. O tal vez del lado de la operatividad que
tuvo Moldes y Gurruchaga, salteños que no escatimaron gastos ni detalles para
conseguir el sueño de una patria liberada. Creo que esa es la encrucijada, el
escritorio y los detalles menores de secretaría y por sobre todo las
aparentes conveniencias económicas y políticas
– de poder-, o la masonería operativa donde nos juntamos, sin templo, sin
recursos, sin joyas ni bijouterie,
pero con el corazón abierto, las manos libres, las ganas y la capacidad de
mejorar una sociedad. Esa es nuestra tarea.